lunes, 11 de abril de 2011

Condenan A muerte A Jesús

Condenan amuerte a Jesús

Señor mío y Dios mío, bajo la mirada amorosa de nuestra Madre, nos disponemos a acompañarte por el camino del dolor, que fue precio de nuestro rescate. Queremos sufri todo lo que TÚ sufristes, ofrecerte nuestro pobre corazón, contrito, porque erez inocente y vas a morir por nosotros que somo los únicos culpables. Madre Mía, Virgen dolorosa, ayúdame a revivir aquella horas amargas que tu Hijo quiso pasar en la tierra para que nosotros, hechos de un puñado de todo, viviésemos, en la libertad y gloria de los hijos de Dios.


I Estación, Condenan A muerte A Jesús

- Han pasdo ya las Diez de la mañana. El proceso está llegando asu fin. No ha habido pruebas concluyentes. El juez sabe que se lo han entregado por envidia, e intenta un recurso absurdo; la elección entre Barrabás, un malhechor acusado de robo con homicidio, y Jesús, que se dice Cristo. El Pueblo elige a Barrabás. Pilatos exclama:
- Qué he de hacer, pues, de Jesús? (MI XXVII,22)
- Contestan Todos: - Crucifícale!
- El Juez insiste: -Pero ¿Qué mal ha hecho?
- Y de nuevo responden a gritos: - Crucifçicale!, Crucifícale!
- Se asusta Pilatos ante el creciente tumullo. Manda  entonces traer agua, y s elava las manos a la vista del Puebo, mientras Dice:
- Inocente soy de la sangre de este justo; Vosotros veréis (Mt XXVII, 24)
- Y después de haber hecho azotar a Jesús, lo entrega para que lo crucifiques. Se haces el silencio en aquellas gargantas embravecidas y posesas. Como si Dios estuviese ya vencido.
- Jesús está solo. Quedan lejanos aquellos días en que la palabra del Hombre-Dios ponía luz y esperanza en os corazones, aquellas largas procesiones de enfermos que eran curados, los clamores triunfales de Jerusalén cunado llegó el Señor montando en un manso pollino. si los hombres hubieran querido dar otro curso al amor de Dios! Si tú y yo hubiésemos conocido el Día del Señor!

Vía Crucis, 1era Estación.N.1

- Jesús ora en el huerto: Pater mi (Mt XXVI,39), Abba, Pater! (Mc XIV,36). Dios es mi Padre, aunque me envíe sufrimiento. Me ama con ternura, aun hiriéndome. Jesús sufre, por cumplir la Voluntad del Padre... Y yo, que quiero también cumplir la Santísima Voluntad de Dios, siguiendo los pasos del Maestro, ¿podré quejarme, si encuentro por compañero de camino al sufrimiento?
- Constituirá una señal cierta de mi filiación, porque me trata como a su Divino Hijo. Y, entonces, como El, podré gemir y llorar a solas en mi Getsemaní, pero, postrado en tierra, reconociendo mi nada, subirá hasta el Señor un grito salido de lo íntimo de mi alma: Pater mi, Abba, Pater,...fiat!

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